Karma Yoga contra los 3 venenos de una relación consciente.

Hemos visto en el post relacionado: «los 4 ingredientes del amor consciente, el verdadero amor yogui« que la pareja debe basarse en un propósito fundamental. Y este propósito es el crecimiento mutuo. Pero vamos a hablar sobre los venenos que pueden arruinar nuestra relación consciente, y las prácticas de Yama y Niyamas que desde el yoga podemos desarrollar para evitarlo. Estas son las mentiras más dolorosas y escurridizas del amor romántico.
1.- Buscar la felicidad a través de tu relación.
Si, ya sé que la mayor parte de las películas de tipo comedia romántica estilo»Pretty Woman» nos cuentan este cuento. Y no encanta. Todos crecemos pensando que cuando aparezca esa persona todos nuestros problemas desaparecerán.
Pero la realidad es bastante diferente.
Nuestro estado interior previo a estar en pareja será el que emergerá cuando el tiempo pase y se acabe el combustible inicial de la pasión. 
Esto quizás no suceda en los primeros momentos ya que al enamorarnos, al producirse ese choque de trenes, nuestra bioquímica neuronal explota y nos sentimos en un estado alterado, una dulce locura transitoria. Todos sabemos sus efectos: de repente el universo fluye en armonía, y: ¡la persona elegida es sencillamente perfecta! Pero esto, así a pelo, tiene su tiempo limitado de duración. Este sentir interno anterior al encuentro del que hablamos, (que suponemos según nos muestran las películas es de sentirnos vacíos e incompletos) emergerá después del subidón hormonal de la primera etapa rosa de enamoramiento.
Cuando nuestras hormonas se apaciguen volvemos a nuestra realidad personal. Sea cual sea.
Karma yoga, Antídoto 1:
Si estás en pareja empieza a trabajarte interiormente para buscar esa fuente de felicidad. Conviértelo en una prioridad. Es sin duda lo más positivo que vas a poder aportar a tu relación una vez que la encuentres. La indagación de los niyamas Svadisthana o estudio y conocimiento de uno mismo junto con Tapas se comvierten en herramientas de inestimable valor para el yogui. 
Si estás buscando pareja, hazlo también. En vez de perder tanto tiempo en paginas de contactos buscando a la desesperada, comienza por buscarte a tí mismo. Te aseguro que tu verdadero compañero está haciendo el mismo trabajo por su cuenta, ¡No le hagas esperar demasiado perdiendo el tiempo con relaciones equivocadas!. Para este karma es de gran ayuda contemplar en profundidad el Yama Bramacharya. Modulación no solo en el asunto sexual, sino entendido como moderación en mi propia energía entendida de forma global.
2.- Esperar que tu pareja cambie sus comportamientos por ti. Debe hacerlo por si mismo.
En adicciones es muy típico escuchar decir al adicto, independientemente su sustancias sean drogas, actividades o personas: «Voy a dejar de consumir para contentar a mi pareja, así podré recuperarla».
Esto en principio puede resultar conmovedor, pero en la práctica la mayora de las veces la realidad es que no funciona. Forma parte de un sutil mecanismo de autoengaño. En el mejor de los casos, en los que esta persona consiga mantenerse limpia el tiempo suficiente para que su pareja vuelva a confiar, en cuanto se acabe la amenaza que le impulsó a dejarlo, volverá a su antiguo consumo. Pasa lo mismo con la alimentación, el orden, el alcohol, drogas, conductas sexuales, etc…
La persona que desea liberarse debe proponer estos cambios importantes desde un compromiso sincero y profundo consigo mismo.
Karma Yoga, antídoto 2:

No intentes cambiar a tu pareja. Deja que sea él/ella la que haga el cambio desde su sentir más profundo y genuino. Esto va a requerir mucha aceptación por nuestra parte. El amor consciente es un ejercicio lúcido y constante de aceptación. 

Para la realización de este karma, al yogui le es indispensable la profundización con valor en el Yama Satya o veracidad.
3.- Cuando me siento herido necesariamente es porque mi pareja hace algo mal.
La convivencia es una arte. Cuando nos adentramos en la intimidad que se crea entre dos personas es inevitable que aparezcan ocasiones en las que nos sintamos enojados, iracundos, decepcionados…Otro de los venenos que puede echar al traste nuestra relación es creer que en estos momentos nuestro compañero es siempre el malo de la película. Huye del victimismo* y pasa a la acción. En vez de esto deberíamos aprovechar cada oportunidad que se nos presenta para intentar ver la parte de responsabilidad que tenemos en cada conflicto. Puede que la ira que manifiesta ahora mi pareja pueda provenir de algo que hice previamente. Si este es el caso, con la mayor humildad que sea capaz, será energéticamente liberador realizar con la mayor bondad posible una reparación con mi pareja y buscar posteriormente la fortaleza necesaria para que esto se repita lo menos posible. Si por el contrato no tengo nada que ver con su enfado y no me pide ayuda, simplemente debo concentrarme en mis asuntos. No significa darle la espalda, sino que puedo estar disponible para cuando mi pareja me necesite y me lo pida. Pero solo en ese momento, no si no me lo pide. Es el tiempo perfecto para dejar de hacerme el rescatador y aprender a respetar las decisiones internas y ritmos de mi pareja. Quizás preferiría otro comportamiento por su parte, pero debo aceptar y respetar.
*El victimismo es una forma perversa de robo energético y manipulación, con lo que la introspección y aplicación del Yama Asteya nos equilibrará en este aspecto.
Karma yoga, antídoto 3:
En vez de proyectar los sentimientos difíciles de manejar sobre tu pareja, es más constructivo y enriquecedor asumir la responsabilidad que tengamos en cada asunto. Lo que es tuyo, es tuyo. Del resto despréndete, no te pertenece. Investiga acerca del Yama Aparigraha en los asuntos que no me pertenecen es lo más saludable. Plantéate este tipo de preguntas siempre que surja un sentimiento incómodo en tu relación y posiciónate desde la libertad. No desde el victimismo. 
Adelante y sin miedo. No olvides que todos estamos aprendiendo.
Y recuerda que no estás solo.

Photos del texto: unsplash
@shapira