Los Klesas o contaminantes de una mente pura según el Budismo

Klesas

Para el budismo los klesas (contaminantes) son aquellas emociones que no permiten a la mente vivir en un estado puro de conciencia. Cuando la mente está invadida por estos contaminantes o venenos, el camino hacia la espiritualidad o iluminación se ve obstaculizado.

Estas emociones negativas, que entorpecen la mente en el camino hacia la espiritualidad, se dividen fundamentalmente en cinco, que, a su vez, tienen subdivisiones en otros contaminantes o sub-emociones.

Esos cinco Klesas básicos o principales contaminantes para el budismo son:

  • Raga: deseo o apego
  • Dvesha: enojo
  • Moha: ignorancia
  • Mana: orgullo
  • Irsha: envidia

Para el budismo estas emociones o contaminantes básicos son la causa principal para el desarrollo de una mente pura. Nuestra mente original, se ve enturbiada por la confusión de estas emociones le produce, alejándola del camino espiritual, de la divinidad que supone una mente pura. Porque el estado natural de la mente es la pureza y el equilibrio. La naturaleza esencial del ser se esconde tras lo que el budismo define como actitudes divinas, que no son otra cosa que la mente en su estado natural, despojada de todas estas emociones o estados negativos.

Para restablecer el conocimiento puro de la mente y su naturaleza, el ser humano debe  recuperar las cuatro virtudes esenciales, que son las virtudes originales, la vuelta a casa de nuestra conciencia:

  • Amor bondadoso (maitri; byams pa).
  • Compasión (karuna; snying rje).
  • Alegría empática o alegría vicaria (mudita; dga’ba).
  • Ecuanimidad (upeksha; btang snyom).

El amor puro, despojado del ego, amor a uno/a mismo/a, a las demás personas, sería el principal antídoto contra los contaminantes que alejan la mente de su estado más elevado. El resto de las virtudes o bondades de la mente serían sólo una consecuencia de ese estado puro de amor.

Para el budismo nacemos en nuestra espiritualidad más pura, en un estado de conciencia supremo que se transforma en la misma medida en la que vamos avanzando por el camino terrenal. La construcción que hacemos los seres humanos de nuestro camino nos aleja de nuestra razón de ser, de nuestro estado más puro.

Nos alejamos del bienestar de la conciencia para iniciar el recorrido tortuoso de la materia de emociones complejas, que nos generan sufrimiento y nos alejan de casa.

Escrito por Equipo AIYA


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