Yoga para niños, una opción más que saludable

yoga para niñosCada vez resulta más fácil, encontrar lugares donde se imparte yoga para niños. Si hace unos años era una actividad poco conocida y escasamente difundida, ahora ocupa un lugar en el sistema educativo de muchos colegios y lugares de ocio infantil. Pero ¿en que se basa una clase de yoga para niños? y ¿por qué hacer practicar yoga a un niño?

Este tipo de clases son un laboratorio de creatividad, basadas en el juego y la imaginación. Se trata de un yoga global, en el que se trabaja la relación – cuerpo mente de forma lúdica y muy completa. Todavía existe la creencia en algunos adultos practicantes de yoga, de que las clases para los más pequeños se asemejan a los de ellos, y nada más lejos de la realidad. El yoga para niños es un yoga muy divertido y animado.

Un yoga orientado a mejorar sus capacidades físicas, como la coordinación, la fuerza y la resistencia. Gracias a las múltiples posturas de yoga relacionadas con animales o lugares de la naturaleza, los niños se identifican con ellas rápidamente, por lo que tras una primera clase, recordarán muchas de las posturas realizadas e incluso podrán repetirlas en casa. Así mismo, la practica regular de posturas y la paulatina toma de conciencia de su cuerpo, le enseñará a mantenerse sano y valorar un estado físico saludable.

yoga para niños

Los niños naturalmente son pura energía, pero el medio en el que muchos de ellos a día de hoy evolucionan y crecen (alejados de la naturaleza y con múltiples estímulos digitales), pueden ser la causa de estados de ánimo de nerviosismo y ansiedad generalizada. Con la práctica regular de asanas y la toma de conciencia de su respiración, el niño aprenderá a trabajar sobre el plano mental, a observarlo y a controlar la energía que circula en él.

Otro aspecto no menos interesante, es el aprendizaje que el yoga les aporta sobre ellos mismos. La práctica de ejercicios de respiración, de concentración y relajación, estimula una relación de aceptación y calma con ellos mismos y su entorno. En una clase de yoga, el niño puede tomar más fácilmente la medida de su manera de ser. Si bien como adultos a veces nos resulta difícil hablarles sobre emociones o sentimientos, sí podemos ofrecerles las herramientas necesarias para que sean ellos mismos quienes investiguen y exploren su rico mundo interior. La plenitud interior que resulta de la práctica de yoga, permitirá al niño, usar mejor sus potencialidades, tomar conciencia de sí mismo y sus posibilidades de autonomía.

Al ser una clase principalmente en grupo, un aspecto que se trata de fomentar es el juego y la colaboración entre compañeros. En un mundo donde cada vez prima más la experiencia individual sobre la experiencia de grupo, las actividades compartidas aumentan las capacidades de empatía, creatividad, y comunidad.

En definitiva, una actividad que además de trabajar el plano físico, trata de transmitir valores de autoconocimiento, observación y aceptación. Valores tan necesarios para este presente que no espera y para el futuro que ellos mismos se encargarán de crear.

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