El mejor regalo a un maestro es el progreso de sus alumnos
El pasado fin de semana del 11 y 12 de abril tuvimos nuestro octavo encuentro en el curso de FP de Profesores de yoga de la Asociación Internacional de Yoga y Ayurveda. El curso se desarrolla un fin de semana al mes durante sábado y domingo todo el día.
Desde que comenzamos, la evolución de todos y cada uno de nosotros ha sido palpable y muy grata. No estoy hablando solo de llegar más o menos a las asanas o realizar las respiraciones mejor que al principio (cosa que también ha sucedido). Estoy hablando de una evolución personal y espiritual muy bonita. Hablo de transformaciones, de cambios de ciudad, de trabajo, de replanteamientos, de amores, desamores , soledad, plenitud… Hablo de la vida compartida con gente estupenda. A mí especialmente, me cuesta entrar en los grupos un poco ( creo que es algo facil de apreciar por mis escapadas en los descansos y en las horas de comida), pero poco a poco he ido entrando y conectando con todos mis compañeros. Porque este curso no se trata solo de ir a hacer ejercicios de yoga. Se trata de formar una pequeña gran familia de personas, caminando juntos en la práctica de esta disciplina milenaria y dándonos la mano cuando uno se queda atrás. Pero juntos.
Así que solo puedo dar las gracias por ello. Por esos momentos de distensión en las horas después de comer, gracias a los cuales el sueño queda ahogado bajo la risa de todos. Encantada de haber descubierto un lado del yoga divertido que no conocía, de cercanía con el profesor y con los compañeros y que al mismo tiempo exige una responsabilidad y una implicación con lo que haces.
Hemos tenido distintos profesores y todos ellos han sido estupendos. Nos han transmitido unos conocimientos importantísimos y nos han enseñado también que el yoga se aprende con tiempo, práctica y estudio. Y como dice nuestro profesor de filosofía, ¡¡¡DISCIPLINA!!!
Mis últimas palabras serán para Pedro, el director de la Asociación y nuestro profesor de yoga durante todo el año. El que nos da los buenos días el sábado y nos despide el domingo después de la última práctica al atardecer. El que nos coloca la espalda, los brazos, las piernas con una ternura que parece nuestra madre. El que se ríe, llora y comparte como uno más. El que nos enseña todo lo que sabe sobre esta disciplina de una manera sencilla y con tanto amor que es imposible no enamorarse de ella.
En Julio tenemos nuestra última clase de este curso. Pero esto no termina. El próximo año empieza la inmersión en el mundo del Ayurveda. Continuamos éste camino juntos. Con ilusión y deseando aprender más y más para poder practicar cada día y poder ser en un futuro excelentes profesores de yoga.
Lara Marín López
Alumna de formación de profesores de Yogayurvédico® 550h
¿Quieres compartir lo que piensas?
Tu dirección de email no se publicará. Los campos requeridos estám marcados con *